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Herencia en una familia de tatuadores en la frontera

Actualizado: 17 oct 2022

«Con más de 30 años en el universo del tatuaje. "El Nervio" ahora enseña a sus hijos este bello arte. Quienes orgullosos siguen sus pasos»

Nervio Tatuador Roses And Panthers
Nervio Tatuador | Vía Google

Juan Carlos Ibarra, más conocido como “Don Nervio”, es oriundo de Hermosillo, Sonora. Comenzó en el universo del tatuaje a sus quince años con una aguja y palillos. Actualmente lleva más de tres décadas adornando pieles con diseños y colores. Ha trabajado en México, Estados Unidos, Europa y hasta Asía.


Inició a sus quince años en la ciudad del sol, donde con simples agujas ensayaba la con tinta. Pero sería hasta cuatro años después que entraría de lleno al mudarse a Tijuana, donde pasó diez años trabajando en un estudio de walk-ins. Donde cada día mejoró su técnica con aguja y también su dominio del inglés.


AVENTURARSE EN ESTADOS UNIDOS SIENDO MEXICANO


A pesar de no tener donde quedarse, Don Nervio se mudó a San Diego. Un amigo le abriría en su departamento un espacio en el diván de la estancia. Pero un problema con el roomie de su amigo haría que el Nervio se moviera hasta debajo de la cama de su amigo, donde viviría por los siguientes tres meses.


Entre dormir en el piso y tratar de generar una cartera de clientes, Don Nervio tuvo hijos. Después abandonó ese espacio bajo los resortes ya que fue contratado en uno de los estudios más prestigiosos de Estados Unidos: Dymond Club Tatto de San Francisco. Cuyo dueño con más de cuarenta años de experiencia halagó el portafolio artístico de Don Nervio.


Entonces invertiría ahí tres años y medio, para posteriormente regresar a Hermosillo con su esposa e hijos, además acompañado de una influencia de tatuaje clásico americano, como bien lo clasifica el propio nervio. Estilo que lo distinguiría a nivel nacional.


TATUAJES QUE TRASPASAN GENERACIONES


Los hijos del nervio nacieron y crecieron en estudios de tatuajes. Una influencia curiosa, pues es más común ver cómo padres docentes, abogados o carpinteros heredan su oficio y desean que sus hijos jamás se realicen un tatuaje. Pero en este núcleo no hacerse un tatuaje es traición a la sangre.


Don Nervio tiene cuatro hijos: Joseph, Trinity, Lui y Vinnie, de los cuales los tres mayores ya están encaminados en el universo del tatuaje, además por supuesto de su esposa Tracey, que tiene un papel vital como madre y tatuadora en esta familia fronteriza.


Por otro lado, aunque los hijos de Don Nervio porten su influencia, cada uno ha ido desarrollando poco a poco su estilo, y en algún momento han tatuado a su padre. Trinity cuando tenía nueve años le tatuó a su papá una carita feliz, y Lui no hace mucho le retocó los colores de un tatuaje.


«Por ellos siento un gran orgullo, por lo que hacen. Aunque muchas veces no lo digo, me causan muchas ganas de seguir, de hacer algo para dejárselos a ellos. [...] Me siento una persona afortunada al fin de los días, siento una fortuna de tener hijos tan buenos no sólo en tatuaje sino buenos de corazón», comentó Don Nervio.


Sin embargo no sólo quiere dejar a sus hijos el bello arte de tatuar, sino buenos valores humanos, que en Estados Unidos los mexicanos pierden al envolverse en el consumismo.


«Pienso que el 90% de la población mexicana que se va allá, le gana el consumismo. Empiezas a perder valores, tienes que trabajar los domingos, te apegas a una religión, no te gustan los tatuajes ni nada. Entonces mis valores los fui perdiendo poco a poco, regreso de nuevo aquí (a Hermosillo) y puedo renovar mis valores, [...] quién eres tú para qué vienes aquí».


Entre la clientela estadounidense o europea, Don Nervio prefiere la mexicana. Son clientes que “escuchan” sus propuestas y palabras. Personas que más tarde regresan no por un tatuaje, sino por una taza de café y un intercambio de historias. Esta calidez y humanidad habitual del mexicano se extraña en los anglosajones, que ven antes un color de piel que un corazón.


Cabe resaltar que tanto Trinity, como Lui y el propio Don Nervio coinciden que si bien al otro lado se puede hacer un buen billete, el trato con las personas no es lo mismo.


Además de sostener a su familia a base de tinta y aguja, Don Nervio se encuentra trabajando en su segundo libro sobre la historia de los tatuajes. Si uno lo visita, probablemente lo encontrará tecleando en una máquina de escribir análoga entre citas de clientes. Por lo que también quiere dejar sus libros, valores, unión familiar e historia a los suyos.


Hoy Don Nervio trabaja en su estudio Roses and Panthers, ubicado en la Calle Gral. Bernardo Reyes #128 en la Colonia San Benito de Hermosillo. Donde ha tatuado más de 50 espaldas completas, brazos, piernas, muslos, etc.


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